Me acuerdo de que un día supo dar con la frase en su propio
país. Y aceptó con la mirada. El día había sido largo. Luego, puso a su interlocutor
a los pies de la cama. La realidad se tiende de golpe, me parece, aunque,
habitualmente, en los libros va disolviéndose como el vino caliente.
Nos separamos al
amanecer. No dije nada.
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