miércoles, 20 de octubre de 2021

Text 50

En sus numerosas amenazas, la sangre era el deber, sin camino hacia atrás, como un huesped escondido bajo una piel deliciosa. El hecho de estar cerca, gracias al escalón prohibido, no podía desenfrenarle descortesia ante su víctima, por así decirlo a toda prisa, por mucho que a ésta se le hubiera marcado con una cruz repugnante. 

Éramos los últimos capaces de explicarlo de manera inteligente. Y, mientras informábamos a cientos de miles de corazones, se nos iluminaban ambas manos, ante las cuales todo era irrevocable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario